LA CONSCIENCIA NO ESTÁ EN EL CEREBRO

10.07.2013 14:52

La consciencia no está en el cerebro

 
 
 
Varias veces he escuchado que la vida que percibimos con nuestros sentidos no es la realidad. La física cuántica, tan importante en estos tiempos, ha demostrado que el espacio y el tiempo son ilusiones de la percepción. Así, nuestro cuerpo, porque ocupa espacio y el espacio es una ilusión de la percepción, no podría ser real.
Hace años ya, Rutherford hizo un experimento en el cual demostró que el átomo es en su mayor parte un espacio vacío. La pregunta que uno debe hacerse entonces es ¿cómo puede un átomo vacío formar el mundo sólido que nos rodea?
La respuesta parece radicar en que nuestra conciencia no existe dentro de nuestros cerebros o en el interior de nuestros cuerpos. La condición mortal de nuestro cuerpo individual junto con la falta de información respecto de nuestros orígenes, ha dejado la idea de que el pensamiento de uno es independiente del pensamiento del otro. Cuando uno comprende que el mundo no está escindido sino que hay una íntima relación entre las cosas, ningún fenómeno parece ser inexplicable.
Dicen que, la materia vacía dentro de los bloques más básicos en la construcción de existencia perecible, es maleable y moldeable a través de la intención. Esto significa que la conciencia le da forma a nuestra realidad.
Nuestros cuerpos serían algo así como contenedores del espíritu que reúnen experiencias para la mente divina (Meister Eckhart pensaba algo parecido, decía que Dios había creado al hombre para tomar conciencia). Siendo así, la evolución es posible. 

Está comprobado que todas las especies están evolucionando en seres más complejos. Cualquier conocimiento o recuerdo racial, dentro de todas las especies, es comprendida por los recién nacidos de esa misma especie, quienes saben automáticamente detalles específicos y características que la madre no tiene que enseñarles. Por lo tanto, cualquier conocimiento ayuda a cada especie a evolucionar naturalmente hacia organismos más complejos. (Esto también fue analizado por Rupert Sheldrake, quien descubrió un fenómeno que llamó resonancia mórfica, con lo cual dio testimonio de la conciencia colectiva entre las especies).

Lo que aprendemos y hacemos se inmortaliza, en conciencia de la humanidad.

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"La teoría de la causación formativa se centra en cómo las cosas toman sus formas o patrones de organización. Así que cubre la formación de galaxias, átomos, cristales, moléculas, plantas, animales, células, sociedades. Cubre todas las cosas que tienen formas, patrones o estructuras o propiedades auto-organizativas.
Todas estas cosas se organizan por sí mismas. Un átomo no tiene que ser creado por algún agente externo, se organiza solo. Una molécula y un cristal no es organizado por los seres humanos pieza por pieza sino que cristaliza espontáneamente. Los animales crecen espontáneamente. Todas estas cosas son diferentes de las máquinas, que son artificialmente ensambladas por seres humanos.
Esta teoría trata sistemas naturales auto-organizados y el origen de las formas. Y asume que la causa de las formas es la influencia de campos organizativos, campos formativos, que llamo campos mórficos. El rasgo principal es que la forma de las sociedades, ideas, cristales y moléculas dependen de la manera en que tipos similares han sido organizados en el pasado. Hay una especie de memoria integrada en los campos mórficos de cada cosa auto-organizada. Concibo las regularidades de la naturaleza como hábitos más que cosas gobernadas por leyes matemáticas eternas que existen de alguna forma fuera de la naturaleza".
Rupert Sheldrake

 
La característica principal de la teología de Eckhart es la fertilidad de Dios, de cuya sobreabundancia de amor procede el Hijo Verbo; esta sobreabundancia, que es origen también de la creación del mundo, está estrechamente ligada al clásico concepto neoplatónico de emanación, aunque en la teología de Eckhart la creación del mundo es claramente un acto de voluntad divino y no una consecuencia necesaria de su esencia. 
Meister Eckhart
 

Publicado por Paula Durán