EL NUEVO INCOSCIENTE
10.07.2013 14:59
El Nuevo Inconsciente
Sé que sois bastantes los psicólogos que seguís este blog y no me gustaría enemistarme con ninguno, pero tengo que ser sincero aunque intentaré plantearlo de la forma más suave posible: creo que Freud está, cuando menos, obsoleto. Ha sido una figura clave de la cultura del siglo XX, pero creo que muy pocas de sus ideas van a formar parte del cuerpo de la ciencia de este siglo, ni de los venideros. Si tuviera que elegir una, destacaría el concepto del inconsciente como su aportación más destacada. La investigación en Neurociencia, así como evidencia convergente de muchos campos, está demostrando, cada vez con menos margen de duda, que una buena parte de nuestra actividad mental es inconsciente, o automática, y que la actividad consciente es solo la punta del iceberg. Nuestra mente es dual y existen unos procesos automáticos que afectan a nuestras decisiones sin que seamos conscientes de ellos. La razón es que la mente inconsciente capta información ( visual, auditiva, etc.,) acerca del entorno y envía la salida de esos datos a las deliberaciones de nuestra mente consciente sin que nosotros nos demos cuenta, afectando la manera en que nos comportamos y cómo percibimos el mundo. Esto parece darle la razón a Freud y a veces escucho a propósito de este tipo de experimentos y descubrimientos: “¿ves? eso ya lo decía Freud”. Pues no, no es lo mismo lo que decía Freud y lo que dice la Neurociencia actual.
El inconsciente que nos presenta la Neurociencia de los últimos 10-15 años, al que podemos llamar Nuevo Inconsciente, presenta diferencias fundamentales con el inconsciente del que nos hablaba Freud, y voy a comentar especialmente dos de estas diferencias que considero esenciales.
1. El Nuevo inconsciente es inconsciente, realmente inconsciente. El inconsciente de Freud era un inconsciente de mentirijillas, por así decirlo: al inconsciente de Freud se podía acceder por la vía regia de los sueños, o por el análisis, y era fruto de unos mecanismos motivacionales ( represión...). Digamos que Freud seguía la estela de Aristóteles y su planteamiento de que no hay nada en la mente que no haya pasado antes por los sentidos. El Nuevo inconsciente es totalmente inconsciente y no es accesible a la introspección. No se puede revelar por los métodos tradicionales (el diván) porque ocurre en ciertos módulos de nuestro cerebro que son inherentemente inaccesibles a la mente consciente. Para entender la idea pensad en el módulo de reconocimiento de caras que parece que tenemos en el cerebro (hay gente que lo discute)…Existen unas neuronas que se dedican al procesamiento de caras y si sufres un infarto en determinadas zonas del cerebro pierdes esa capacidad. Pues bien, por mucha introspección que hagamos ese módulo es inaccesible a nuestro conocimiento. Sencillamente está encapsulado y funciona según unos parámetros determinados. Pero existen igualmente cantidad de módulos o mecanismos que procesan emociones, cogniciones, etc., opacos por completo a nuestra conciencia
Voy a ilustrar este punto con algunos ejemplos. El primero tiene que ver con el contacto corporal. En un estudio realizado en Francia, se pidió a tres hombres apuestos que se colocaran en una esquina un fin de semana e hicieran proposiciones a las chicas jóvenes solitarias que pasaran por allí. Se dirigían a todas ellas utilizando las mismas palabras y gestos pero a la mitad las daban un ligero toque en el hombro o el antebrazo, de medio segundo, y a la otra mitad no las tocaban. El resultado fue que consiguieron el teléfono del 10 % de las que no tocaron, pero tuvieron el doble de éxito con las que tocaron: el 20 % accedieron a darles el número de teléfono. Lo interesante es que cuando los investigadores paraban a las mujeres después del encuentro la mayoría no recordaba haber sido tocada. También se ha comprobado que los camareros que tocan a los clientes consiguen propinas más elevadas y que los sujetos colaboran más para realizar una encuesta si son tocados.
En otro estudio, en un supermercado, vendían vinos franceses y alemanes y unos días ponían música francesa en los pasillos, y otros música alemana. El resultado fue que los días que había música francesa dos tercios de los compradores se llevaron el vino francés, mientras que en los días con música alemana dos tercios se llevaron el vino alemán. Cuando se entrevistó a los sujetos y se les preguntó si recordaban la música la mayoría no la recordaba, y además no creían que hubieran comprado el vino por la música. Existe un campo que emergió en los años 90 que utiliza todo este tipo de técnicas y tecnologías para persuadirnos a comprar, el neuromarketing.
Pero tenemos muchos otros ejemplos: nos llevamos una mejor impresión de una persona si tenemos una bebida caliente en la mano en ese momento y no una bebida fría, tenemos una postura más dura en una negociación si estamos sentados en un banco duro en vez de en un sofá, nos llevamos una peor impresión de una cosa si hay mal olor en el ambiente...estos y otros experimentos los podéis encontrar en los libros de Dan Ariely, por ejemplo Predictably Irrational. Pero la cosa podría llegar incluso más lejos. Se han realizado experimentos en ratones donde se ha visto que la ingestión de Lactobacillus regula su estado emocional (muestran menos ansiedad y depresión), efecto que parece estar mediado por el nervio vago porque si se secciona este nervio se bloquea por completo. Por supuesto, no está demostrado nada similar en humanos pero no es descartable que existan efectos de este tipo y aquí hemos hablado de la posibilidad de que la infección por Toxoplasma tenga efectos en la personalidad humana, y también se ha relacionado esta infección con las ideas de suicidio.
La moraleja de todos estos ejemplos es que por muchos años que nos tiremos en el diván y mucha introspección que hagamos jamás podríamos descubrir esos efectos de nuestra mente automática o inconsciente sobre nuestras decisiones. Tenemos que confiar en los científicos y en todo este tipo de experimentos para descubrir lo que nos está pasando, y lo que podemos aprender de ello.
2. El Nuevo inconsciente no es personal, es un conjunto de respuestas programadas por la selección natural y existe porque tiene ventajas adaptativas desde el punto de vista evolucionista. En este sentido, el Nuevo Inconsciente se parece más al inconsciente junguiano que al freudiano. Son adaptaciones presentes en todos los individuos de la especie y muchos de estos procesos automáticos los compartimos, y los hemos heredado, de nuestros ancestros primates y mamíferos. Si queremos entender estos mecanismos cognitivos ( y emocionales), como el sesgo de Negatividad que hemos tratado recientemente, el optimismo innato, la regla de reciprocidad, y muchos otros, tenemos que recurrir a la Evolución.
Resumiendo, nadie le puede negar a Freud el mérito de haber llamado nuestra atención sobre al dualidad de la mente humana y la existencia de la mente inconsciente. Esta dualidad de la mente humana ha sido reconocida por muchos autores y ha recibido diversos nombres. Freud hablaba de consciente e inconsciente ; los psicólogos cognitivos de los años 70 del siglo pasado distinguían entre procesos automáticos y procesos controlados; Lieberman y cols. hablan de procesos reflexivos y reflectivos; Epstein, de modos de pensamiento experiencial y racional; Sloman de pensamiento asociativo y basado en reglas: Kanehman y otros han hablado de intuición frente a razonamiento y, por fin, Kahneman lo deja en Sistema 1 y Sistema 2. El caso es que nuestros conocimientos han avanzado bastante desde los tiempos de Freud y nos dibujan un inconsciente diferente al que él imaginaba. A partir de ahora, cuando hablemos del inconsciente habrá que precisar si hablamos del viejo o del nuevo.
Referencias
Entrevista a Leonard Mlodinov, donde expone un resumen de las ideas contenidas en su libro: Subliminal: The Revolution of the New Unconscious and What it Teaches Us about Ourselves
The New Unconscious (Social Cognition and Social Neuroscience)
Strangers to ourselves: Discovering the adaptive unconscious
The New Unconscious (Social Cognition and Social Neuroscience)
Strangers to ourselves: Discovering the adaptive unconscious